Queríamos encontrar algún rinconcito acogedor para tomar café… Allí íbamos, por las calles de Cartago en Costa Rica.
Llegamos a un café llamado “Dulce Armonía” y… ¡Qué belleza de espacio! ¡Qué linda su composición!
Sin esperar, nos sentamos y pedimos un combo: café NEGRO con una galleta Suiza.
Estuvimos escribiendo y pensando un poco antes de seguir con el movimiento.
Llegada la hora de partir, pagamos la cuenta y… ¡Qué linda sorpresa! Nos dieron un poema…
Así nos fuimos caminando a la academia, sonriendo mientras nuestros ojos escaneaban las letras…
¡Qué disfruten el poema!
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