Íbamos arriba junto al aire. Con el amor directo del cielo. Más cerca. Ondas que las nubes traían desde algún «espacio»… o mejor dicho, desde el blanco escondido, pasando por las mentes de habitantes de la tierra.
Nos veíamos con siluetas, y con alguno que otro flechazo de corazón a vientre… y viceversa. No era fácil cambiar de escena. No era fácil detener el rumor del otoño.
Nos pensábamos… pero aún nos PENSAMOS. Es un cálido amarillo que acapara a los grandes aventureros. Guiones, diálogos, silencios, meditaciones, pausas, intuiciones…
Encuentros y… ¿encuentros? A la espera. Siempre tan atentos. Siempre tan despiertos. Sin darnos por vencido.
Si quieres recibir nuestros escritos y llenarte de luz, puedes suscribirte aquí.
Dibujo: Freepik
Noticias Mi Ciudad